Hay dos formas de hacer publicidad. La tradicional, donde el anunciante paga por adelantado un espacio publicitario y la digital, en la que se invierte según lo que se obtiene. Esta última la conocemos como performance marketing. El anunciante paga solo por las conversiones, es decir, por los resultados positivos como clics, compras, descargas o suscripciones. Cuando hablamos de campañas de performance marketing, hablamos de marketing directo al consumidor.
Un anuncio en la avenida más transitada de la ciudad más grande, lo verán millones. Es cierto. Sin embargo, la transformación digital agrega una nueva verdad a la publicidad: calidad es más eficiente que cantidad. Cuando detectamos el nicho de mercado, podemos enfocarnos en la búsqueda de resultados y el retorno total de la inversión ¿Por qué? Porque al segmentar enviamos el mensaje adecuado a los individuos identificados como potenciales compradores. Hablamos del modelo D2C o marketing directo al consumidor, donde buscamos conocer y controlar cada punto de la relación con el cliente.
Para crear una estrategia efectiva de performance, hay que pensar desde el lugar del cliente. Conocerlo, saber sus dudas, expectativas, la percepción que tiene de la marca, el uso que le dará a determinado producto, etcétera. Todo ello, incrementará el nivel de conocimiento y, en consecuencia, su propia satisfacción al disfrutar de mejores experiencias. El marketing directo al consumidor busca la trazabilidad del mensaje en cada etapa: la comunicación debe ser personal y directa para lograr la mayor satisfacción.
Durante el proceso de compra, el consumidor utiliza distintos canales y dispositivos. El primer contacto puede comenzar por un anuncio en redes sociales, seguido por un contacto por mail, para finalizar con la compra a través de un sitio web. En este sentido, se prefiere pensar en una estrategia omnicanal, en donde la comunicación se adapta al medio donde se visualiza y no al revés.
¿Qué ventajas tiene el marketing directo al consumidor?
Al controlar los canales, eliminamos intermediarios y podemos planificar todo el proceso de venta, desde el primer clic hasta la compra. De esta manera las ineficiencias se detectan con mayor rapidez y la inversión se concentra en marketing.
Una empresa orientada a los clientes es una empresa orientada a los datos. Construir una relación sólida implica mantener una comunicación fluida que brinde la información que el usuario valora. Hábitos de uso, productos estacionales, venta de insumos o complementos, descuentos, beneficios, membrecías y sorteos, son algunas de las opciones. De esta manera, el marketing directo al consumidor construye perfiles y segmenta públicos ¡Esta información es súper valiosa! (extra: la generación de contenido útil y relevante para nuestro público objetivo se la conoce como Inbound Marketing).
¡Gracias por leer hasta acá! Quizá te preguntes cómo obtenemos datos y cuál es la mejor herramienta tu estrategia de marketing directo al consumidor CRM is the king
¿Qué deben aprender las organizaciones?
Los cambios van acompañados de modificaciones en las conductas aprendidas. Las empresas no están acostumbradas a crear canales con los consumidores ni gestionar las incidencias que ocurran. La transformación digital implica también un esfuerzo para adaptarse y romper con antiguas lógicas comerciales ¡Evolución o morir!
Los canales digitales requieren de estrategia, visibilidad y constancia para nutrir a los clientes. Un equipo de marketing especializado puede convertir una campaña directo al consumidor en la principal fuente de ingresos de la marca.
Por último, hablamos de tecnología. En esta nota en nuestro perfil de linkedin hablamos sobre lo que sucede con las empresas y porqué en el futuro habrá solo dos tipos: las tecnológicas y las que no lo sean. CRM, sitios web, apps, cada inversión multiplica los puntos de contacto y facilitan los esfuerzos para obtener datos relevantes. Hay que construir una relación con los clientes directa y confiable, este es el único futuro.
